Si estudias diversas escuelas de budismo encontrarás similitudes, una de ellas es la enseñanza fundamental acerca de los tres venenos: el odio, el apego y la ignorancia.
En la imagen que te compartí de la rueda de la vida o del samsara, observarás que es un tipo de rueda de una carreta.
En el centro, en el eje, encontraremos a estos tres venenos representados por tres animales.
La serpiente simbolizando al odio.
El gallo el apego, avidez o codicia, que en ciertas escuelas lo simbolizan como un palomo.
El cerdo representa la ignorancia.
El odio son todas aquellas acciones del cuerpo, palabra o mente movidas por la emoción del odio, su antídoto es el amor.
El apego son todas aquellas acciones ya sean del cuerpo, palabra o la mente movidas por el apego, la codicia o la avidez, su antídoto es la generosidad.
La ignorancia son todas aquellas acciones del cuerpo, palabra o mente cometidas por la ignorancia, su antídoto es la sabiduría.
Todos estos venenos generan karma con base en la intención y esto es lo causantes de hacer girar la rueda del samsara.
Un ejemplo de la vida real es que si vives en una ciudad encontrarás tráfico.
Si observas el tráfico es un pequeño samsara, donde la gente se agrede, se molesta, se insulta, se apegan a sus vehículos y sus “carriles” y en algunas ocasiones actúan con ignorancia arriesgando su vida y la de los demás; si continúas observando es un patrón que repiten día tras día, e inclusive pueden llevarlo a otros aspectos de su vida como el trabajo, pareja, hijos, familia, etc.
Nuestro objetivo como practicantes budistas es estar conscientes en todo momento de las causas y los efectos que pueden provocar nuestras acciones y si son dañinas detenerlas.
Altar y reverencias
Seguramente has visto que muchos budistas hacen un tipo de reverencia frente a un altar, y tocan su coronilla o frente, su boca o garganta y su pecho o corazón.
Este es un recordatorio o un ancla como se dice en PNL (programación neolingüística) para recordar, que debemos estar atentos, cuidar y purificar todas las acciones que cometamos con nuestro cuerpo, nuestra palabra y nuestra mente.
Por ejemplo al hacer estos mudras puedes decir: «soy consciente de mis acciones del cuerpo, de mis palabras y de mi mente», «purifico las acciones de mi cuerpo, de mis palabras y de mi mente» o «realizaré acciones virtuosas con mi cuerpo, compartiré palabras de sabiduría y tendré pensamientos virtuosos»
Finalmente, es completamente posible purificar los tres venenos, solo se requiere un esfuerzo fuerte continuo y gozoso.
Dany Zen